domingo, 28 de marzo de 2010

Capítulo 20: "Hecho inexplicable."

Narra Demi:

Sin que siquiera me diera tiempo de pensar en algo, su rostro ya estaba a escasos centímetros del mío. Podía sentir su respiración. La mía estaba muy agitada. Sus labios ya casi rozaban los míos...

Bajé la cabeza, avergonzada.

Sterling se alejó de mí.

Me miró, con una sonrisa tierna en el rostro.

-Sterling, estoy...-comenzé a decir, pero él terminó la frase.

-Confundida.

Asentí, extrañada de que su reacción fuera tan positiva...

-Entiendo...-me tomó de la barbilla y me acarició la mejilla, suavemente-Demi, no voy a obligarte a nada que no quieras hacer...tómate tu tiempo, yo puedo esperar...esperaría toda una eternidad por tí...

Me dio un beso en la frente y subió las escaleras tras desearme buenas noches con su dulce voz.

Me había dejado sin aliento...

¿Qué me sucedía? Mejor dicho, ¿qué le sucedía al mundo? De repente, luego de años de conocernos, se enciende un fuego desconocido entre Sterling y yo. Y luego viene este chico increíble que no veía desde hace mucho tiempo, Joe, y pone mi mundo patas para arriba. ¡¿Algo más va a pasar?!

Todavía estaba demasiado confundida como para descubrir mis verdaderos sentimientos hacie ellos...

Me levanté y fui hacia el vestíbulo. Me acosté en el sofá grande y apoyé la cabeza sobre un almohadón.

Todo era mucho más fácil antes...

Cuando mi hermano estaba, cuando me aconsejaba, consolaba, cuando iluminaba mi camino...
Las lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas, tan acostumbradas a sentir las saladas gotas resbalando desde mis ojos. Sabía de antemano que eso pasaría. Siempre que me quedaba sola las lágrimas comenzaban a caer y a caer y no era nada fácil detenerlas...

Luego recordé esa escalofriante presencia cerca de mí, esas dolorosas palabras...

Cada vez eran más las lágrimas que caían...

Pronto la inconciencia me ganó y me sumergí en las profundidades del mundo de los sueños...

Los rayos de sol provenientes del gran ventanal y ruidos en la cocina hicieron que me despertara.

Abrí los ojos y me estiré perezosamente.

Algo había cambiado...

Yo no me había tapado cuando me acosté en el sofá, sin embargo una manta azul me cubría. Era la manta de Nolan, la que siempre usaba, que decía que era su favorita y que lo protegía por las noches. Más de una vez me la había prestado cuando tenía pesadillas o miedo por las noches...

No veía esa manta desde hace años, hacía mucho tiempo que no sentía ese suave contacto con mi piel, me recordaba a los viejos tiempos...cuando él estaba...cuando yo era feliz...

Seguro Sterling me había tapado con ella.

Me levanté, aún usando la manta como capa. Entré a la cocina. Sterling estaba preparando omelette.

Me sonrió al verme. Yo me sentía un tanto incómoda y avergonzada por lo ocurrido anoche.

Me senté en una de las sillas. Él se sentó a mi lado y puso un plato con un humeante omelette frente a mí.

-Gracias-dije.

La verdad no tenía ganas de comer, como siempre, pero lo hize, ya que eso hacía feliz a mi amigo.

-Gracias por taparme anoche-dije tímidamente, con la mirada clavada en mi plato.

-¿De qué hablas? Cuando bajé esta mañana ya estabas tapada...

Fruncí el entrecejo. No, eso no era cierto. Yo estaba segura de no haberme tapado. Además, esa manta había quedado guardada en la habitación de Nolan desde su...muerte...

Me estremecí ligeramente. Esto comenzaba a asustarme...

sábado, 27 de marzo de 2010

Capítulo 19: "Frío y oscuridad."


Narra Demi:

Me senté en una silla y apoyé la cabeza sobre la mesa. Una completa y algo escalofriante oscuridad me rodeaba, y digo escalofriante no sólo por la oscuridad, sino porque estaba segura de que no estaba sola...

Podía sentir una extraña presencia muy cerca de mí, en esa total oscuridad...

Un escalofrío recorrió mi espalda.

Sentí movimiento. Ese algo o alguien se había acercado muy considerablemente a mí.

Un frío me invadió de pies a cabeza. Sentí como si todo lo que estuviera a mi alrededor se viniera abajo, como si de repente toda la felicidad (que ya de por sí era escasa) se hubiera esfumado. Intenté gritar pero no pude emitir sonido alguno. Quería que alguien me encontrara, que me salvara, que me sacara de allí, ya que ni siquiera podía mover las piernas. Parecían haberse esfumado de repente porque ya no las sentía...

Cerré los ojos con fuerza, esperando, inútilmente, que al abrirlos apareciera en mi habitación y me diera cuenta de que todo había sido un sueño, sólo eso...

Pero no funcionó. Al abrirlos me encontré otra vez con esa oscuridad y con esa tenebrosa presencia a la que no podía ver, solo sentir, lo que no le quitaba lo aterrador.

Una voz me sobresaltó. Una voz que estaba segura, sólo yo podía oír, ya que provenía de dentro de mi cabeza.

Volví a cerrar los ojos, inútilmente, intentando dejar de oírla.

Me torturaba. Cada palabra que pronunciaba la fría voz de mi hermano eran como cuchillos en mi pecho: "Fue tu culpa. Mereces morir. ¿Qué no te ves? Eres patética. Hazle un favor a la humanidad y suicidate. Así al fin podremos encontrarnos en persona para poder..."

La frase se interrumpió.

Otra voz muy diferente me habló, esta vez fuera de mi mente:

-¿Demi?

Dejé de oír esa fría voz en mi mente y la única presencia que pude sentir fue la de Sterling, que acababa de entrar a la cocina.

En su voz no había ni una gota de cansancio.

Prendió la luz y la antes oscura cocina se iluminó con una luz amarilla.

Parpadeé, la luz me había cegado.

Me miró con preocupación. Se sentó a mi lado.

-¿Qué te pasó? Estás blanca como un papel, como si hubieras visto a un fantasma...

Imaginé mi aspecto: mi piel de un color fantasmal, mis ojos rojos e hinchados por el llanto, el miedo impregnado en mi rostro...

No pude contenerme y me lanzé sobre los brazos de Sterling, dejando que todo el llanto saliera.

Sterling no dijo nada. Me rodeó entre sus brazos y me atrajo protectoramente hacia su pecho.

Lloraba sin poder controlarme, sentía como si nunca fuera a parar.

Sterling me acariciaba el cabello, consolándome.

Cuando logré recomponerme un poco, mi amigo me preguntó, con voz suave:

-¿Qué sucedió? ¿Quieres hablar de eso?

Negué con la cabeza. Sentía que si volvía a revivir lo ocurrido, volvería a estallar el llanto nuevamente, y esta vez sí que no podría detenerme.

Tan solo pensar en esa presencia tan cerca de mí, en ese frío...

Me estremecí y Sterling me estrechó aún más fuerte hacie él.

Pasamos un rato así, sin decir nada, hasta que él rompió el silencio:

-¿No podías dormir?

Volví a negar con la cabeza. Sentía un ardor en la garganta, así que preferí ahorrarme palabras.

-Tampoco yo...-dijo.

Se detuvo por un momento.

Luego continuó, mirándome directamente a los ojos:

-...habían muchas cosas en mi mente que me mantenían en vela...

Me picó la curiosidad, así que no pude contenerme al preguntar:

-¿Como qué?-al instante me arrepentí de haberlo hecho. Sentí como si alguien estuviera lijando mi garganta.

Sterling tomó suavemente mi barbilla entre sus manos y me obligó a mirarlo a los ojos.

Susurró, con ese mismo tono de voz tierno y reconfortante:

-En tí...

Se me revolvió el estómago. Sin que siquiera me diera tiempo de pensar en algo, su rostro ya estaba a escasos centímetros del mío. Podía sentir su respiración. La mía estaba muy agitada. Sus labios ya casi rosaban los míos...

miércoles, 24 de marzo de 2010

Capítulo 18: "Extraña presencia."


Narra Demi:

-¡¿Qué?!-exclamé.

-Ya lo decidí-afirmó, muy serio.

-¡¿Y se puede saber a dónde irás?!

Se encogió de hombros.

-Aunque sea quédate aquí hasta que entres en razón y te des cuenta de que irte de tu casa no solucionará nada y que es una estupidez.

Dudó. Luego dijo:

-¿No tienes problema en que me quede?

-En absoluto. Puedes ocupar la habitación de...Nolan-se me quebró la voz. Mis padres querían convertirla en un lugar para poner cosas viejas que ya no usaramos, como un depósito; pero yo insistí en dejar la habitación del final del pasillo tal cual la había dejado mi hermano. No permití que le hizieran un solo cambio. Casi nunca entraba allí, me traía demasiados recuerdos.

Sterling me miró con preocupación. Él más que nadie sabía que no me gustaba mencionar a mi hermano.

Continué hablando, intentando mantener mi voz firme:

-Pero recuerda que no estoy de acuerdo en que dejes tu casa. Esa no es la solución. ¿Qué dijo tu madre al respecto?

-No le dije nada. Igual no creo que note que no estoy. No le interesa...

Puse los ojos en blanco.

-Que forma más madura de manejar la situación-dije en tono sarcástico.

-Como sea. ¿Estás segura de que no es problema?

-Claro que no. Por si acaso llamaré a mamá para preguntarle. Descuida, eres como parte de la familia, lo sabes.

Era cierto. Mis padres ya consideraban a Sterling como a un hijo propio. Confiaban en él y le daban el apoyo y cariño que sus padres jamás le dieron.

Telefoneé a mamá, que estaba en el hospital, con papá.

Le conté las nuevas noticias. Ella, al igual que yo, estuvo de acuerdo en que la decisión de mi amigo no era la mejor, pero aceptó sin ningún problema que se quedara hasta que reflexionara y analizara bien su decisión. También le pareció buena la idea de que se quedara conmigo, ya que estos días ella estaría la mayor parte del día en el hospital, con papá, y también pasaría las noches en su habitación, con él.

-Ya. No hay problema, puedes quedarte-le confirmé.

-Genial, gracias Dems-dijo y me abrazó.

Fue a buscar sus cosas, que había dejado escondidas detrás de un arbusto.

Mientras Sterling desempacaba en la habitación de Nolan, me tumbé en mi cama, mirando hacia el techo.

Otra vez miles de pensamientos confusos invadieron mi mente:

El beso de Joe, sus miradas...¿él sentía algo por mí? Descarté esa posibilidad al instante. Claro que no sentía nada por mí. Quiero decir, ¿qué podría verme a mí?

¿Y yo qué sentía por Joe? No lo sé...

Y Sterling...¿por qué me había besado? ¿A caso sentía algo más que una amistad por mí o sólo fue un impulso de momento?

¿Y por qué yo le seguí el beso? Él es mi mejor amigo...¿amigo o algo más?

En ese momento mis sentimientos estaban todos mezclados y me confundían.

Esa noche no podía dormir. Ni siquiera me esforcé en intentarlo. Los pensamientos confusos no me dejaban en paz.

Decidí ir a tomar un vaso de agua fría, quizás eso despejaría un poco mi confundida mente.

Salí sigilosamente de mi habitación y cerre la puerta sin hacer ruido.

Bajé las escaleras intentando hacer el menor ruido posible. No quería despertar a Sterling.

Me encontré con el vestíbulo cubierto de negro. No había ni una sola luz.

Entre a la cocina, esforfándome por no tropezar con nada.

No prendí la luz, sólo entré a la oscura cocina y me dirigí hacia el refrigerador.

Tomé la jarra de agua y me serví un poco en un vaso que saqué de uno de los armarios.

Me senté en una silla y apoyé la cabeza sobre la mesa. Una completa y algo escalofriante oscuridad me rodeaba, y digo escalofriante no sólo por la oscuridad, sino porque estaba segura de que no estaba sola...

martes, 23 de marzo de 2010

Capítulo 17: "Es sólo tiempo."


Bueno, este capítulo hace honor al título del blog. Así comprenderán por qué le puse ese nombre jeje.

¡Espero que les guste!

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Narra Demi:

Cuando Joe y yo nos separamos, me miró de una forma que me hizo sentir algo incómoda. Aunque no me estaba mirando mal, sino demasiado...a los ojos...

-¿Quieres acompañarme a ver a mi madre?-me preguntó.

-Claro-acepté.

Joe me llevó a una puerta en el pasillo contrario al de mi padre.

-Joe...lamento haberte hablado así...-de verdad me sentía muy avergonzada.

Sonrió.

-No te preocupes. Y...¿por qué estás aquí?

-Mi padre tuvo un accidente ayer.

Me miró con preocupación.

-Pero está bien-me paresuré a aclarar.

-Genial.

Nos detuvimos frente a la puerta con el número 17.

Entramos.

La madre de Joe estaba recostada sobre una cama con sábanas blancas, como la de mi padre. Su aspecto no era muy bueno...estaba muy pálida, tenía ojeras tan marcadas que parecía como si no hubiera dormido en mucho tiempo.

-Hola hijo-saludó con voz débil y casi inaudible.

Estaba muy delgada y al parecer muy frágil y débil...

-Hola mamá-dijo Joe y me hizo señas para que me acercara.

Obedecí, dudando. Sentía que estaba demás en esa habitación.

-Ah, ¿ella es tu novia?-preguntó la madre de Joe y esbozó una media sonrisa, no creo que tuviera fuerzas para más.

-No, ella es Demi, una amiga. ¿La recuerdas? De cuando eramos niños-dijo Joe.

Ah, claro, Demi! Si, te recuerdo cariño. ¿Cómo has estado?

La madre de Joe siempre fue muy atenta y amable, en especial conmigo.

Me acerqué a su cama.

-Muy bien Señora Jonas, gracias-mentí. No había estado nada bien, pero, ¿para qué darle más preocupaciones de las que tenía?

Joe se sentó al pie de la cama de su madre y comenzó a hablarle: a contarle sobre la escuela, los profesores y todo eso.

Yo me senté en un sillón algo apartado.

De vez en cuando, Joe me lanzaba miradas y me sonreía. Yo le devolvía la sonrisa.

Pasaron horas. Ya estaba anocheciendo.

Una anfermera entró y dijo, dirigiendose a Joe y a mí:

-Tienen que irse, ya pasó el horario de visitas.

Joe y yo obedecimos, despidiendonos de la pobre mujer.

Bajamos las escaleras, en silencio.

Me encontré con mi madre en la sala de espera.

-Hola mamá, ¿ya puedo ver a papá?

-No, debe descansar. Mañana por la mañana estará bien. Pero tendrás que verlo luego de la escuela. Yo pasaré la noche aquí, en la habitación de tu padre...

-¿Y por qué no puedo quedarme yo también?-protesté.

-Porque tienes escuela mañana.

Sabía que no tenía ningún sentido discutir, así que me callé.

Joe volvió con su padre.

-Ah, mamá él es Joe, mi amigo de la infancia.

Joe! Hola, ¿como estás?-Joe respondió que bien con una sonrisa.

Mi madre y el padre de Joe se quedaron hablando.

Joe y yo estábamos por irnos, cuando su padre le dijo:

-Pasaré la noche aquí, dile a Kevin que lo dejo a cargo. No hagan nada imprudente.

Joe asintió y salimos del hospital.

Subí al auto de Joe. Me llevó a casa.

No dijimos mucho durante el viaje, parecía que ambos nos sentíamos extraños por lo del beso...

No podía evitar sentirme incómoda con esas constantes miradas de Joe.

Me despedí de Joe y bajé del auto.

Entré a casa y subí las escaleras.

Entré a mi habitación.

Me encontré con Sterling hechado sobre mi cama, con la cabeza entre las manos.

Me senté a su lado y lo rodeé con el brazo. Apoyé mi cabeza sobre su hombro.

-¿Cómo estas?-que pregunta más obvia.

-Ya no lo soporto-dijo, refiriendose, claramente, a la conducta desastrosa madre.

-No digas eso, Sterling. Tu madre sufrió mucho cuando tu padre los abandonó. Aún no se recupera y por eso actúa así, para compensarse de alguna manera...

Me interrumpió, levantando la cabeza de sus manos y mirándome directamente a los ojos.

-Demi, tuvo 16 años para recuperarse. ¿No crees que es suficiente tiempo?

Negué con la cabeza.

-Sterling, el dolor de perder a alguien a quien amas no tiene fecha de vencimiento. Puede durar semanas, meses, años o hasta el día en que mueras. No importa cuanto tiempo pase, al fin y al cabo, es sólo tiempo. El tiempo no cambiará nada. Hay veces que sí, pero no siempre. Por ejemplo, mírame a mí: Yo sé que nada va a cambiar. No importa cuanto tiempo pase, yo siempre seguiré lamentando la muerte de mi hermano. Nunca me recuperaré. Sé que así será hasta mi día final. Es sólo tiempo...

Sterling no dijo nada.

Luego de unos minutos, dijo:

-No me importa. Ya me harté. Me mudaré.

Cuando pronunció esa última frase fue como si me hubiera pegado una bofetada.

Lo había dicho muy serio y decidido...

-¡¿Qué?!-exclamé.

domingo, 21 de marzo de 2010

Nueva historia...

¡Hola a todos! De este lado del monitor les habla (o mejor dicho les escribe) Hayley!
Bien, seguro recuerdan que yo iba a comenzar una historia sobre una chica llamada Kayla. Bueno, pues me he arrepentido (quizás en otro momento la cree, no lo sé aún) y he decidido crear una nueva historia llamada "Stand in the rain" (http://standintherain-miles.blogspot.com/).
Trata sobre una adolescente de 16 años llamada Miley. Es una chica a la que la vida le ha dado unos cuantos golpes, pero ella siempre intenta tener una sonrisa en el rostro y seguir adelante. Una persona especial y llena de esperanza que lucha contra su destino que quiere arrojarla para atrás. Ella impide con todas sus fuerzas derrumbarse.
A pesar de todos sus esfuerzos por no venirse abajo y continuar, su destino ya está escrito. Pero pronto, una persona entrará inesperadamente en su vida y lo cambiará todo...
Esta historia es un poco menos oscura y triste que la de "It's only time", aunque no pude evitar ponerle un poco de drama, mi toque favorito jaja. Igualmente, les aseguro que la historia de Miley será un poco más alegre y romántica que la otra. Es que intenté cambiar un poco mi estilo oscuro y triste xD
Será una historia llena de drama, amistad, amor fraternal y mucho, pero mucho romance en la vida de esta adolescente luchando por seguir adelante...
Bueno, muchísimas gracias por pasarse y por todo su apoyo, si no fuera por ustedes nunca hubiera llegado a descubrir que escribir era tan divertido :D
P.D: ¡No dejaré este blog! No, no, no. Intentaré actualizar seguido los dos blogs, aunque no prometo nada, ya que estoy algo ocupada con el tema de la escuela.
¡Cuídense!
Hayley.

viernes, 19 de marzo de 2010

Capítulo 16: "Desgracias."


Narra Demi:

Cruzé el pasillo hacia la escalera.

Estaba a punto de llegar a la escalera, cuando lo ví...

-¡¿Qué haces aquí?!-pregunté, sorprendida.

Pronto esa sorpresa fue transformandose en enfado.

-Demi...-dijo Joe nervioso e incómodo-hola...

-¡¿Estabas siguiéndome, otra vez?!

-No...yo...

No lo dejé terminar. Estaba demasiado enojada

-¡Ya basta, Joe! ¡Ya no lo soporto! ¡¿Por qué no vas con tu querida Chelsea?! ¡¿A caso te rechazó o qué?! No cre...

Me interrumpió.

-No te seguí hasta aquí. Ni siquiera sabía que estarías en este lugar...

-Si, claro.

No le creía ni media palabra.

-Es en serio, Demi. Vine a ver a mi madre.

Había abierto la boca para decir algo, pero la cerré al instante luego de oír las palabras de Joe.

-¿Qué?-articulé, confundida, esta vez con un tono lleno de compasión y no de enojo e irritación.

Joe bajó la vista hacia sus zapatillas.

-Mi madre tiene cáncer. Por la única razón que nos mudamos aquí fue porque aquí podían atenderla mejor y a un precio más accesible...ella está mal...los médicos hacen lo que pueden, pero el cáncer no es algo fácil...lo más probable es que estos sean sus últimos días...-no pudo seguir porque su voz se quebró.

No podía dar crédito a mis oídos. Me sentía terrible. Había tratado mal a Joe y le había gritado hace unos minutos y ahora...lo compadecía...

Sabía perfectamente lo que debía de estar sintiendo en ese momento. Excactamente lo que yo sentí hace dos años, cuando, al despertar en el hospital e incorporarme, el médico me dijo el estado de mi hermano (luego de revisar que estuviera bien y ponerme unas vendas).

"-¿Dónde está Nolan?-pregunté, mientras el médico me ponía una venda en el brazo izquierdo.

Pude sentir la extraña reacción de mis padres: dolor e incomodidad.

El médico me miró con sus ojos oscuros y a la vez llenos de compasión y me dijo, con voz suave y con el mayor tacto que pudo:

-El camión vino del lado de tu hermano, así que...estamos haciendo lo que podemos, aunque las posibilidades son de una en un millón. Pero...siempre hay esperanza...

Sabía que esa última frase era completamente falsa. Sólo la dijo para consolarme. Pero fue en vano...

Sentí como si alguien me hubiera dado un golpe justo en el estómago, como un piedrazo. Como si de pronto despertara de un largo sueño...

Salí corriendo de la habitación sin importarme que mi brazo estuviera chorreando sangre, ya que el médico no pudo terminar de ponerme la venda.

Corrí por los largos pasillos, hacia esa puerta, la puerta en la que, tenía la esperanza, de al abrirla despertar y encontrarme en mi habitación, darme cuenta de que esto era sólo una pesadilla..."

Pude notar una brillosa lágrima sobre la mejilla de Joe.

También yo lloraba.

Instintivamente, me acerqué a él y lo rodeé con los brazos, en un abrazo.

Sentí como su cuerpo se estremecía. Ambos llorabamos. Ambos compartíamos ese sentimiento amargo en nuestro interior, ese golpe en el estómago, esa desgracia de saber que estabamos perdiendo lo que más queríamos en la vida...

jueves, 18 de marzo de 2010

Capítulo 15: "La habitación al final del pasillo."


Narra Demi:


Mi mente estaba llena de miles de pensamientos confusos.


Decidí salir de mi ensimismamiento e ir a clases.


Me ligué un buen castigo por llegar 10 minutos tarde. Tendría que cumplir con mi sentencia hoy después de clases.


En fin, como era de esperar, no presté la más mínima atención, con todas esas preguntas y dudas en mi cabeza.


Descubrí que estaba realmente muy enfadada con Joe...bueno, en realidad no lo sé...


Es que, gracias a él me habían dado un buen castigo por haber llegado tarde, y ademas, lo más importante: era obvio que yo era su segunda opción. Yo iba debajo de Chelsea, como era de esperarse. Claro, ella es bonita, con un cuerpazo y carismática. ¿Qué chico no la eligiría antes que a mí, que soy un desastre? Sí, esa es la palabra que mejor me define: "desastre". Una patética y deprimente adolescente que lleva el cabello siempre enmarañado, como un nido de aves, DEMASIADO delgada (pero no delgada como Chelsea, ella está en forma y es delgada, en cambio yo estoy tan delgada que doy impresión) y que lleva puesta la primera ropa que encuentra, sin contar que no se molesta ni en maquillarse, como cualquier chica...


Ya qué, la cosa es que estoy muy enojada con Joe. De seguro que ese beso sólo me lo había dado porque Chelsea lo rechazó y él sabía que besandome me confundiría y haría que cayera directo a sus pies. Pero no, eso no pasará...


Luego de terminadas las clases de hoy, tomé mis libros y me dirgí a la sala de castigos.


Me senté en un pupitre vacío, alrededor de todos esos estudiantes a los que habían castigado. Ellos estaban tan aburridos como yo.


Enterré la cabeza en mis brazos, apoyados sobre el pupitre.


Cerré los ojos. Inmediatamente me desconecté de todo lo que me rodeaba...


Ya no estaba en la aburrida y deprimente sala de castigos, sino en un oscuro rincón de mi cabeza. Un lejano y olvidado rincón de mi inconciente en el que casi nunca urgaba. Eran como diapositivas que pasaban frente a mí, pequeños y rápidos fragmentos de recuerdos: Joe besándome, mi padre inconciente y lleno de sangre tendido en la camilla, Sterling besándome, Nolan en el espejo...


Desperté súbitamente. Mi celular estaba vibrando en mi bolsillo.


Abrí los ojos y levanté la cabeza de mis brazos. Miré de reojo a la profesora, que leía con concentración una revista titulada "Mujeres." Debajo del título, decía, en letras más pequeñas: "Secretos para conquistar al hombre de tus sueños".


Contuve una risita. Qué estupidez. Era una total y completa pérdida de tiempo leer esa tonta revista, mientras hay tantas cosas más interesantes para leer, como Mark Twain, Julio Verne o, por supuesto, Shakespeare, entre otros genios de la literatura.


En fin, metí disimuladamente la mano en el bolsillo de mis gastados jeans y saqué el celular.


Leí el mensaje por debajo del pupitre.


Era de mi madre, decía: "Tu padre ya despertó, pero aún no puede recibir visitas."


No me importó en absoluto la última frase. Volví a guardar el celular, esta vez sin disimulo, tomé mis libros rapidamente y me laventé del pupitre haciendo un gran estruendo que sobresaltó a todos los que estaban en la sala de castigos. Los estudiantes castigados levantaron la cabeza de los pupitres y se volvieron a mirarme, extrañados. La profesora bajó su revista "Mujeres" y me fulminó con la mirada, bajo sus gruesos y gtandes anteojos que hacían parecer sus ojos más grandes de lo que eran y que le daba ese aspecto deforme.


Me dirigí, casi corriendo a la puerta del aula. Cuando mi mano estaba ya sobre el picaporte, a punto de girarlo...


-¿A dónde cree que va?-dijo la profesora en tono severo.


Sentí todas las miradas de sorpresa clavadas en mí.


No respondí, ni siquiera me volteé. Abrí la puerta y salí del aula llena de unos "chicos malos" muy mpresionados y una desoncertada profesora.


Corrí por los pasillos hasta llegar a la puerta de salida.


Cuando por fin pude respirar el aire puro de una tarde soleada de Martes, corrí hacia el hospital. No tenía tiempo de ir a casa por el auto de mis padres.


Sabía perfectamente que haberme escapado de la sala de castigos me traería muchos problemas, pero eso realmente no me importaba. Lo único que me importaba realmente en ese momento era ver a mi padre...


Llegué al hospital lo más rápido que pude, jadeando y sudando.


Entré. Un frío y agradable aire me llenó. Uf, que suerte que allí había aire acondicionado.


Mi madre estaba en la sala de espera. Ni siquiera me paré a saludarla. Pregunté a una enfermera en qué habitación habían puesto a mi padre.


-Veamos...Lovato, Lovato, Lovato...-dijo mientras buscaba en una lista-¡Aquí! Habitación 26, en el segundo piso.


Subí las escaleras corriendo, sin hacer caso a los llamados de mi madre.


Me encontré frente a varios pasillos de aspecto sombrío, largos e interminables. Detestaba los hospitales...


Corrí por los pasillos buscando la habitación 26.


Viejos y dolorosos recuerdos asaltaron mi mente:


"...corría por los interminables pasillos del hospital, cubiertos de blanco. Tenía que llegar a esa habitación, la habitación en la que estaba mi hermano, la que se encontraba al final del pasillo. Había escapado de mi habitación, apenas me habían informado del estado de Nolan. No me importaba que los médicos y mis padres vinieran tras de mí. Tenía que llegar a la puerta del final del pasillo, pero parecía inalcanzable. Sentía que cada vez se alejaba más.

Cuando estaba a tan sólo unos pocos metros de la puerta, ésta se abrió. Dos médicos llevaban una camilla con una sábana blanca tapando un bulto. Sabía lo que eso significaba, lo había visto miles de veces en películas. Era el fin..."


Las lágrimas corrían por mis mejillas, imparables.


Cuando por fin encontré la habitación, entré rapidamente.


Mi padre reposaba sobre una cama con sábanas blancas.


Me dirigí sigilosamente, intentando no hacer ruido, hacia el borde de la cama.


Me senté al pie de la cama. Contemplé a mi padre, que dormía apasiblemente. Las lágrimas se fueron haciendo cada vez menos, hasta que desaparecieron.


No pude contemplarlo mucho tiempo más, porque alguien abrió la puerta. Era una enfermera.


Al verme frunció el entrecejo y puso mala cara.


-No puede estar aquí, aún no es hora de visitas-dijo, en un susurro casi inaudible. Tuve que leerle los labios.


Negué energicamente con la cabeza, obstinada. No pensaba irme, de ningún modo.


Perdiendo la paciencia, me tomó del brazo bruscamente y me sacó de la habitación.


Una vez afuera, en el pasillo, me dijo, en un tono de voz normal, pero impaciente e irritado:


-Acabamos de inyectarle morfina. Tiene que descansar y nosotros hacer nuestro trabajo. Así que por favor, le ruego que venga en el horario de visitas.


Tras decir eso, volvió a entrar a la habitación en la que estaba mi padre y me cerró la puerta en las narices.


Creo que no me quedaba más que esperar. No iba a volver a la escuela ni de chiste...


Cruzé el pasillo hacia la escalera.


Estaba a punto de llegar a la escalera, cuando lo ví...


-¡¿Qué haces aquí?!-pregunté, sorprendida.


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¡Perdón, perdón, perdón! Creo que la última vez que escribí un capítulo fue hace siglos, más o menos cuando Colón descubrió América xD

Es que el tema de la escuela me tiene muy ocupada, en especial por los millones de preguntas que nos dejaron para hacer de Historia.

Lo lamento mucho, al igual que por dejarlos con la intriga jeje

Intentaré subir capítulos el fin de semana. Bien, me voy a terminar la tarea de Historia,

cuidense,

Hayley.