viernes, 26 de febrero de 2010

Capítulo 6: "La cruda realidad."


Narra Demi:

Cuando la campana para ir a almorzar sonó, supe que la tortura estaba por comenzar. Todos salieron corriendo animadamente (excepto Chelsea, Joe, Sterling, la profesora y yo), felices de poder ir a comer, luego de una larga mañana.

Cuando todos terminaron de salir, la profesora Nichols cerró la puerta y puso, al frente de la clase, cinco sillas. Apartó los pupitres para atrás, para que hubiera más lugar para las cinco sillas que había puesto en ronda.

-Tomen asiento-nos indicó, señalando la ronda de sillas.

Obedecimos, de mala gana.

La profesora tambien se sentó en una de las sillas.

-Bueno, quiero que expliquen, con calma y sin interrumpir a los demás, qué es lo que les molesta del otro. Señor Knight, puede empezar...

Sterling suspiró y empezó a decir:

-Bien, lo que diré es simple: Demi es mi mejor amiga y casi siempre hacemos los trabajos juntos, somos un buen equipo. Pero luego viene este fulano (refiriendose a Joe) y cree que puede entrometerse en nuestra amista...

Joe lo interrumpió, enfadado:

-¡No hables por Demi! ¡Quizas ella no quiera hacer el trabajo contigo! ¡¿Quién te crees?! ¡¿Su padre?! No eres nadie par...

Sterling lo interrumpió y gritó, lleno de furia:

-¡Se supone que es mi turno de hablar! ¡No interrumpas!

La profesora intervino:

-¡Chicos! ¡Esta no es la solución! Hay que respetar al otro y eso incluye dejarlo hablar.

Joe dio un largo suspiro y se cruzó de brazos, con el entrecejo fruncido.

Sterling prosiguió:

-El punto es que no creo que este tipo tenga que interponerse entre la amistad que tengo con Demi...

-Bien...su turno de hablar, señorita Staub-dijo la profe.

Chelsea se sacó el cabello rubio de los hombros y dijo:

-Joe y yo somos muy buenos amigos. Vamos a hacer el trabajo juntos y no hay nada que esta pueda hacer (refieriendose a mí).

La interrumpí, enfadada:

-¡¿Quién te crees que eres?! ¡¿Son muy buenos amigos?! ¡Yo lo conozco hace mucho más tiempo que tu!

-¡¿Qué?!-exclamaron Chelsea y Sterling, sorprendidos.

-Señorita Lovato, no interrumpa-dijo la profesora.

Chelsea sonrió, satisfecha y dijo, en tono de suficiencia:

-Es todo lo que tengo para decir, ¿puedo irme?

-No. Señor Jonas...

-No pienso hablar. Esto es tonto...

-Estamos aquí para decir lo que sentimos...¿usted qué siente por la señorita Lovato?

Joe se quedó en silencio y clavó la vista en sus zapatillas. Parecía incómodo.

No respondió, así que, lamentablemente, yo sería la siguiente en hablar.

-Por favor, señorita Lovato, ya interrumpió a la señorita Staub, ahora sí puede decir todo lo que siente...

-Siento que esto no tiene sentido. No funciona conmigo. Ninguno de ustedes tiene derecho a saber lo que siento, así que si me disculpan, tengo hambre...

Estaba por levantarme, pero la señorita Nichols me detuvo.

-Veo que es una persona que acostumbra ocultar sus sentimientos...no es bueno guardarselos...nadie va a juzgarla...

¡¿Por qué tenía que darme el sermón a mí?!

No pensaba hablar.

-No creo que usted sea una chica tímida...creo que esto de no decir lo que realmente siente se proodujo por algún motivo...¿algo del pasado quizas?

No, no no. Se estaba metiendo con algo con lo que no debía meterse...

Sin embargo, prosiguió:

-No tenemos que dejar que el pasado invada nuestro presente...hay que dejar atrás lo del pasado y vivir el presente...¿no pensó n ir a un terapeuta? Eso la ayudaría mucho...puede ir a la psicóloga de la escuela...

Era sufieciente. Estallé.

-¡No necesito un terapeuta! ¡No se meta en mi vida! ¡No le incumbe!

Me levanté bruscamente de la silla y salí del aula, dando un fuerte portazo.

Sabía que Sterling me seguiría así que heché a correr por los pasillos. No quería ir a almorzar, solo quería desaparecer...

Las lágrimas empezaron a caer por mis mejillas, sin poder evitarlo. ¡¿Quién se creía la profesora Nichols para decirme que necesitaba un terapeuta?! ¡Yo estaba bien! ¡Mi vida está bien y no necesito ayuda!

Paré de correr, ya no sentía las piernas. Me apoyé contra un casillero.

¿A quién engañaba? Lo sabían todos, hasta la profesora que recién acababa de conocer: había perdido el control de mi vida. Yo lo sabía, pero no quería de ninguna manera aceptarlo...

Las lágrimas seguían resbalando por mis mejillas.

Oí pasos detrás de mí. No podía correr más, así que solo me quedé allí, en silencio.

Sentí una mano sobre mi hombro.

-Demi...

Ese no era Sterling...era Joe.

No respondí.

Él siguió hablando:

-Lamento mucho lo que pasó. Sé cómo te sientes...

Me de la vuelta y lo miré a los ojos. Lo interrumpí, furiosa:

-¡Déjame en paz! Guarda tu "valiosa" compañía para alguien que la quiera. Para Chelsea, ¿quizas?

Me sacudí su mano de mi hombro y seguí caminando muy rápido, sin importarme que me dolieran las piernas y me faltara el aliento.

Pude ver el rostro de Joe luego de decirle esas palabras (antes de irme, claro). Estaba lleno de dolor y confusión. Pero no me arrepentía...

Otra vez oí pasos detrás de mí. Seguí caminando. Los pasos seguían. Heché a correr, una voz me gritó:

-¡Demi! ¡Detente!

Esta vez sí era Sterling quién hablaba. Me detuve y bajé la mirada. No podía tolerar ver ese dolor en su rostro cada vez que me veía llorar.

Se fue acercando a mí, hasta que oí su voz muy cerca.

-No oigas a la profesora...Demi, mírame.

Negué con la cabeza, aún mirando al suelo.

Me tomó de la barabilla suavemente e hizo que mis ojos quedaran enfrentados a los suyos.

Contuve las lágrimas con todas mis fuerzas.

-No tienes que hacer nada que no quieras, cariño-me dijo con suavidad y dulzura, aún sujetando mi barbilla entre sus manos.

No pude más y me largué a llorar. Todas las lágrimas contenidas salieron de golpe.

Sterling me rodeó entre sus brazos. Enterré la cabeza en su pecho y, aún llorando dije:

-He perdido en control de mi vida...

jueves, 25 de febrero de 2010

Capítulo 5: "¡¿Castigados?!"


Narra Demi:

Tomé el libro que me había dado la Profesora Banks y salí al patio. Busqué un banco. Había uno cerca de los rosales, así que me senté ahí. Era un lugar muy bonito allí, pero casi nadie lo ocupaba desde que ese chico, Michael Gold, se sentó demasiado cerca de las rosas...saben a lo que me refiero...

Abrí el libro y comenzé a leer.

"El Señor de Kellynch Hall en Somersetshire, Sir Walter Elliot, era un hombre que no hallaba entretención en la lectura, salvo se tratase de la Crónica de los baronets. Con ese libro hacía llevaderas sus horas de ocio y se sentía consolado en las de abatimiento. Su alma...

La voz de alguien llamándome hizo que me distrajera de mi lectura. Yo detestaba que me interrumpieran mientras leía (al igual que cuando estudiaba), en especial si la historia se estaba poniendo interesante.

Tomé mi horario y lo puse dentro del libro, como señalador, y lo cerré. Levanté la cabeza. Era Joe. Por alguna extraña razón, no me molestó que me hubiera interrumpido.

Se sentó a mi lado.

-Hola Demi, ¿qué lees?

-"Persuasión", de Jane Austen. Me lo dio la Profesora de Literatura.

-¿Ya es el primer día y les da algo para leer?-preguntó, con el entrecejo fruncido.

-No, sólo me lo dio a mi porque mi profesora del año pasado le dijo que adoro leer.

-¿Te gusta leer?-preguntó, extrañado.

Me encogí de hombros y dije:

-Sí, supongo que me ayuda a controlar algo en mi interior.

-Yo detesto leer...es tan...aburrido...

Alzé las cejas.

-¿Qué pasa?-preguntó.

-Nada...

Sonó la campana.

Me alejé, con el libro en la mano y susurré para mi misma:

-...Sir Walter Elliot...

Miré mi horario: me tocaban dos horas de Humanidades hasta el almuerzo.

Fui a mi casillero, tomé mis libros, busqué el aula y entré.

Me senté junto a Sterling.

-Hola Dems...

-Hola-saludé, con una sonrisa.

Sterling me miró, extrañado.

-¿Estás...feliz?

-Si, eso supongo...

Sterling puso cara de preocupación, puso su mano sobre mi frente y me preguntó:

-¿Tienes fiebre?

-¡No!

Sonrió.

-¡Así que ya volviste a ser la de antes! ¿A qué se debe?

¿A qué se refería con "la de antes"?

-No sé...es que hoy vino un amigo...unos amigos-corregí-que no veía hace mucho tiempo.

-¡Pues venditos sean esos amigos!

Me heché a reír, los alumnos comenzaban a darse vuelta para mirarnos.

Sterling me abrazó, sonriente.

Algo hizo que nos separaramos. Un chico pasó caminando al lado de Sterling y lo empujo (no muy fuerte, solo lo suficiente como para que se separara de mí), tras decir un "Hola chicos".

Se había sentado detrás de nosotros, junto a Chelsea, la chica más popular de la escuela. Me di vuelta para ver de quién se trataba...Era Joe! Claro! Él y yo teníamos Humanidades juntos!

La Profesora entró al salón. Era una mujer bajita, creo que yo era más alta que ella, solo por un poco; rechoncha, de mejillas rosadas, cabello gris, recogido en una trenza sobre su hombro derecho, y ojos color miel. Entró con una gran sonrisa, que hacía aparecer arruguitas cerca de sus ojos.

-¡Buenos días, chicos! Mi nombre es Sarah Nichols-dijo con voz chillona, mientras anotaba su nombre en el pizarrón.

Empezó a dar una introducción sobre la materia.

Miré para atrás: Chelsea miraba a Joe y estaba DEMASIADO cerca de él. Me du la vuelta bruscamente y no volví a mirar al asiento de atrñas.

El timbre para ir al segundo recreo interrumpió su introducción (que había durado más o menos una hora).

Todos comenzamos a levantarnos, haciendo mucho ruido (ya saben, como siempre que suena la campana). La Profesora Nichols, dijo, casi gritando para ser escuchada sobre todo el alboroto:

-¡Cuando vuelvan del recreo les diré cuál será nuestro primer proyecto!

Me levanté y tomé mi libro "Persuasión".

Salí junto a Sterling hacia el patio.

-¿Nuevo libro?

Asentí.

Intenté concentrarme en el libro, pero la imágen de Joe y Chelsea juntitos rondaba por mi cabeza.

Así que Joe se refería a Chelsea cuando dijo que había chicas lindas en Londres, pero que prefería las de aquí. ¡¿Por qué Chelsea?!

Cuando tocó el timbre para volver a clases, Sterling y yo subimos de vuelta al aula de Humanidades.

Nos sentamos. Un rato después llegaron Joe y Chelsea. No podía ni mirarlos, así que clavé la vista en mi lápiz.

La Profesora Nichols entró, aún más sonriente y emocionada que antes, se paró frente a la clase y dijo con su voz chillona las dos palabras que yo más detestaba:

-¡Busquen compañero!

Si había una meteria que detestaba, esa era Humanidades. Siempre tenías que hablar sobre tus sentimientos y lo que piensas realmente de los demás. Y lo peor: siempre hay que hacer los trabajos en pareja o en grupo. Que asco...yo prefería hacer mis trabajos sola...

La Señorita Nichols siguió explicando en qué consistía el trabajo, con una sonrisa en su rostro y con voz animada:

-Bueno, nuestro primer proyecto consiste en averiguar quién es nuestro compañero. Sí, tendrán que descubrir quién es en realidad su compañero de proyecto y luego contárnoslo a la clase. Pueden demostrarlo con videos, fotos, ¡sean creativos!

La Profesora se sentó en su escritorio, dandonos tiempo para conseguir pareja.

-¿Lo haces conmigo?-me preguntó Sterling.

Iba a contestar, pero otra voz me interrumpió.

-¿Lo hacemos juntos, Demi?-me preguntó Joe.

-¡No! ¡Joe lo va a hacer conmigo!-dijo Chelsea, con su irritante e infantil voz.

-¡¿Y por qué contigo?!-le pregunté, irritada.

-¡Demi quiere hacerlo conmigo!-le dijo Sterling a Joe, furioso. Y agregó, dirigiendose a mí:

-¿No es así, Dems?

Los cuatro nos pusimos a discutir. Los gritos de la Señorita Nichols nos hizo interrumpió:

-¡Basta! ¡Basta!

Los cuatro nos callamos al oírla.

-¡Los problemas no deben resolverse gritando! Tienen que charlar civilizadamente, diciendo con respeto y calma lo que sienten.

Asentimos.

Luego, agregó:

-Ustedes cuatro se qudarán hoy después de clases a penar en lo que hicieron, a disculparse y a decirse, como ya dije, con mucho respeto, lo que sienten que les molesta de los demás. Así lograremos estar unidos, como debe ser.

-¡¿Qué?!-exclamamos los cuatro casi al unísino.

-¡Pero luego de esta clase tenemos el almuerzo!-se quejó Sterling.

-Hay cosas más importantes, señor Knight. Llevarnos bien y escuchar lo que los demás tienen para decir nos ayuda a ser mejores personas.

Luego de decir eso, volvió al frente de la clase y siguió dando su sermón a todos los alumnos.

Le lanzé una mirada asesina a Chelsea y Joe.

Genial: No íbamos a almorzar y además tendría que decir, obligada, lo que sentía. Generalmente me guardaba mis sentimentos para mí misma, pero eso era imposible con la Profesora Nichols.

Qué pesadilla...

martes, 23 de febrero de 2010

Capítulo 4: "Persuasión."


Narra Demi:


Con mucha dificultad pude prestar más atención en clase de Literatura. Algo o alguien ocupaba gran parte de mi mente.


Lo que hizo que me mantuviera más o menos atenta fue que la clase se trataba sobre Shakespeare; además de los codazos de Drake para sacarme de mi "trance".


Cuando la clase se acabó, tocó el timbre para ir al primer recreo.


Tomé mis libros y me levanté.


Ya no quedaba nadie más en la clase, excepto la profesora Banks, Drake, un chico de cabello rizado en una esquina del aula, y yo.


Estaba por salir del aula con Drake, pero la voz de la Profesora Banks (recién la conocía este año, al igual que a los demás profesores; sólo que la profesora Banks había entrado este año a la escuela) llamándome hizo que me detuviera.


-Señorita Lovato, ¿puede venir un momento, por favor?


Ay, no. ¿Y ahora qué había hecho? ¿A caso había notado que estuve distraída durante la clase y me castigaría?


Drake me susurró:


-Nos vemos luego-tras decir eso, salió del aula.


Me acerqué con algo de miedo al escritorio de la profesora.


-¿Si, profesora?-dije, con voz temblorosa.


-La señorita Masterson (la profesora que había tenido el año pasado) me dijo que usted es gran amante de la lectura. De las novelas, particularmente.


Era verdad. Leer me ayudaba a escapar de mi triste realidad e ir a una mejor, al menos por un momento.


-Sí, es verdad-confirmé, ya que ella parecía esperar una respuesta, como si dudara de si la escuchaba o no.


Conctinuó hablando:


-Bien, pues he encontrado una que quizás podría ser de su agrado.


Me tendió un libro con el título "Persuasión", abajo del cual decía, en letras más pequeñas, el nombre de la autora, Jane Austen.


-Trata sobre la espera-empezó a decir la señora Banks.


Sentí un repentino interés en esa novela.


La profesora continuó contándome de qué se trataba:


-Dos personas se conocen. Casi se enamoran, pero no es un buen momento. Tienen que separarse. Y luego...años más tarde, se encuentran otra vez. Tienen otra oportunidad. Pero no saben si ha pasado demasiado tiempo, si han esperado demasiado...si es demasiado tarde para que funcione...


No sabía qué decir. Sus palabras eran profundas...esa novela era hermosa, aunque a la vez triste.


Esa novela me recordaba a algo...pero estaba segura de jamás haberla leído.


-Gracias, profesora Banks.


-No es nada. Y espero que ponga más antención en la próxima clase. La señorita Masterson me dijo que era una excelente alumna. Sólo debes concentrarte más.


Asentí, algo avergonzada. Parecía que la señorita Masterson le había contado mucho sobre mí.


Tomé el libro y me di media vuelta.


El chico de cabello rizado seguía en la esquina del aula, solo. Se acercó al escritorio de la profesora.


Miré al piso. Se me habían caído muchas hojas del libro de Literatura. Era apuntes que guardaba allí, sueltos.


Me agaché para recogerlos.


Oí que el chico le decía a la profesora:


-Disculpe, me gustaría ponerme al corriente de lo aprendido el año pasado. Es que soy nuevo y no estoy seguro de que los temas sean los mismos que en mi antigua escuela.


-Bueno, yo no estuve aquí el año pasado. Puedes pedirle los temas a la señorita Masterson...o a algún alumno...


Recogí todos los apuntes y me dispuse a marcharme.


Nuevamente, la voz de la señorita Banks hizo que me detuviera en seco.


-Señorita Lovato...¿sería tan gentil de ayudar al señor Jonas a ponerse al corriente?


¿Jonas?


Me di la vuelta de repente.


No podía ser...él era...él era...era...¡Nick!


-Claro, por supuesto-acepté.


-Bueno, ahora vayan al recreo-dijo la señorita Masterson, cambiando su tono a uno frío y mandón.


Nick y yo salimos del aula. ¿Él me reconocería?


Caminamos en silencio por los pasillos, hacia el patio.


-Gracias por aceptar ayudarme, Demi-dijo.


Cuando oí mi nombre en su oración, me quedé sorprendida. ¡Sí me recordaba! Él no parecía ni sorprendido ni emocionado por volver a verme luego de tantos años. Así es justo como recordaba a Nick...misterioso...un libro cerrado...


-Por nada Nick...


Decidí no decir nada más. Parecía que él tomó la misma decisión.


Antes de salir al patio, fui hacia mi casillero. Guardé los libros y apuntes de Literatura. Recogería los libros de mi siguiente clase cuando volviera del recreo. Ahora quería hacer algo más importante: empezar a leer "Persuasión". Me había interesado mucho la trama. Aunque aún no entendía por qué la profesora Banks estaba tan interesada en darme una novela para que leyera...

viernes, 19 de febrero de 2010

Capítulo 3: "Descuidada."


Narra Demi:


Seguí abrazada a Joe no sé cuanto tiempo más. Joe rompió el silencio:


-¿Quieres ir al baño a lavarte la cara?-preguntó con voz dulce.


Asentí, alejandome de él.


Me acompañó hasta la puerta del baño de niñas.


Entré; el baño estaba desierto. Supongo que era temprano.


Me enfrenté a uno de los espejos. Tenía los ojos hinchados y rojos. Estos últimos dos años, desde la muerte...de Nolan, había perdido el apetito notoriamente, lo que me había hecho bajar considerablemente de peso. Eso no era nada bueno para mi salud ni para mi cuerpo. Mis mejillas parecían solo piel sobre hueso (bueno, no tanto, pero si estaba delgada), al igual que mis brazos y piernas. No había llegado a la anorexia, pero si no seguía sin comer...


Eso era malo...desde el accidente...no me importó mucho mi apariencia, por lo que no había notado lo delgada que estaba.


Abrí una de las llaves e agua, puse la mano debajo y me la pasé por el rostro. Una sensación de frescura me invadió. Era agradable sentir el agua fría en el rostro...


También había descuidado mi cabello estos últimos dos años. Mi cabello cstaño y largo hasta la mitad de la espalda staba enmarañado y perdiendo el brillo que antes tenía.


Toda yo era un desastre. Tampoco me importaba vestirme bien o maquillarme, como al resto de las chicas, aunque, debo admitir, la apariencia nunca me importó mucho. Pero descuidarme así no me favorecía en nada...


Cerré la llave y salí del baño. Joe me esparaba afuera, con mi mochila en la mano.


-¿Estas mejor? Lo siento mucho...


-Si, estoy bien...


Caminamos por el pequeño pasillo hasta llegar a un banco. Era en el que antes estaba Emma. Ahora ya no estaba ahí. Nos sentamos.


-Y...¿qué tal Londres?-pregunté, intentando sacar un tema.


-Genial...


-¿Hiciste nuevos amigos?


-Sí, pero extrañé mucho a los de aquí-dijo, mirándome con sos hermosos y profundos ojos.


Y agregó:


-¿Y tú? ¿Conociste a alguien nuevo?


-Sí, a Emma. Es un año más grande que yo. Ella es...especial...es responsable y estudiosa. Lo sé, es extraño para una chica de 17 años...es por eso que casi todos la juzgan...qué idiotas...


-Imbéciles-agregó Joe.


-Y también conocí a Sterling, es sensacional. Lo adoro...es como mi mejor amigo...


Joe esbozó una sonrisa tensa y falsa.


-Y...¿algún amor?-preguntó, con voz contenida.


-No-dije, cortante.


Joe no pareció muy convencido.


-¿Y tú?-pregunté, temiendo la respuesta.


-No. Hay chicas lindas, pero nada comparado con las de aquí-sonrió, esta vez de verdad.


¿Así que ya se había fijado en una chica de aquí? Cretino...


La campana para iniciar las clases interrumpió nuestra conversación.


-¡No busqué el horario!-salté, de repente.


¿Como iba a saber cuál sería mi primera clase si no tenía el horario?


-Tampoco yo...


Buscamos cada uno su horario y subimos las escaleras rapidamente, mientras los leíamos.


-Tengo Historia-dije.


-Y yo Biología.


Tomé su horario, mientras subíamos el último tramo de escaleras.


-Tenemos Humanidades juntos-dije y le devolví su horario.


Joe sonrió.


Busqué el aula en que daban Historia y entré, tras dirigirle un rápido "adios" a Joe.


Ya todos estaban ahí. Miré el reloj de pared. Había llegado solo unos minutos tarde.


El profesor aún no llegaba, por suerte.


Me senté en un banco libre, al lado de Emma. Ella me miraba con desaprobación.


Apenas me senté y saqué mi libro de la mochila, el profesor entró (justo a tiempo).


-Buenos días-saludó, sin ánimo.


-Buenos días, Profesor...-empezamos a decir los alumnos, pero nadie pudo terminar la frase porque no sabíamos el nombre del profesor. Excepto, claro, por Emma, que terminó la frase con un:


-...Bell.


Pero, junto con su orgullosa voz, sonó una masculina.


Todos se dieron vuelta para ver quién sabía el nombre del nuevo profesor, además de Emma. Ella los imitó, un tanto irritada; destestaba que alguien supiera más o lo mismo que ella, aunque solo fuera el nombre del profesor (ella siempre quería ser la mejor).


Las palabras habían salido de la boca de un chico con cabello enrulado y ojos color café. Yo lo conocía de algún lado...¡era Kevin!


El Profesor Bell se aclaró sonoramente la garganta para que volvieramos a prestarle atención.


Todos se dieron vuelta, mirando al profesor.


Emma fue la primera en darse la vuelta y miró con interés y respeto al profesor.


Empezó a explicar algo sobre la segunda guerra mundial, Emma escuchaba atenta y concentrada, como siempre, pero yo no estaba escuchando. Pensaba en Joe...en cómo habíamos perdido completamente la noción del tiempo mientras conversávamos. Pensaba en su rostro...en su sonrisa, sus ojos...


Una voz llamándome me despertó de mi ensueño. Emma me estaba sacudiendo y llamándome.


-Demi, la clase ya terminó. Vamos, o llegaremos tarde a la próxima.


Guardé rapidamente mi libro de Historia en la mochila, me la colgué al hombro y seguí a Emma hacia el pasillo.


No podía creer que ya hubiera terminado la clase. Había perdido la noción del tiempo, por segunda vez en el día.


-¿Me quedé dormida?-le pregunté a Emma, en tono de preocupación.


-No, pero estabas como ida. ¿Estas bien?


-Si...


La mochila comenzaba a pesarme, así que miré en un papel que me habían dado junto con el horario, en donde decía cuál casillero me había tocado. Lo encontré gracias al pequeño mapa que me habían dado.


Me acerqué a mi casillero y puse la combinación que tenía anotada. Cuando se abrió, saqué todos los libros que no necesitaba en ese momento y los guardé en el casillero. Pegué rapidamente la foto en la que estabamos Joe, Nick, Kevin, Sely, Nolan y yo de niños en la parte interior de la puerta. Luego pegaría más...


Un golpe que parecía contra un metal me sobresaltó. Miré a mi derecha, con el corazón latiendome a mil por hora. Varios chicos grandes y musculosos con el uniforme del equipo de futbol de la escuela, habían empujado a un chico flaco, de ojos cafés y cabello castaño (parecía de mi edad) hacia el casillero que estaba a dos del mío.


Me horrorizé al ver el rsotro del chico al que habían empujado: su boca sangraba.


Sin pensarlo dos veces, me acerqué al grupo de grandulones. Me puse entre ellos y el pobre muchacho.


-¡Basta! ¡Basta!-chillé, para que me oyeran.


Los grandulones bajaron la vista hasta encontrarse conmigo (eran mucho más altos que yo) y empezaron a reirse.


-Ah, así que su noviecita viene a salvarlo...-dijo uno de ellos, con voz gruesa.


Ignoré su comentario y dije, con voz firme:


-¡Dejen de molestarlo o llamaré al director!


Ellos se rieron, aún más fuerte.


Uno de ellos acercó su enorme cabeza a la del chico de cabello castaño y le dijo en tono burlón:


-Te salvó una chica...no le pegamos a niñas...aunque, si a ti...mandale nuestros saludos a tu papi!


Luego de decir eso les hizo una seña con la mano a los demás grandulones y se alejaron por el pasillo, riendose.


-¡Por Dios! ¿Estás bien? Tienes que ir a la enfermería...-le dije al chico. Su boca sangraba cada vez más.


-Tranquila, no te preocupes...


No le hize caso y lo tomé de la mano. Lo llevé a la enfermería. Esperé afuera hasta que saliera. Cuando cruzó la puerta, luego de unas horas, llevaba una gasa sobre su labio inferior. Ya no sangraba.


-No tenías que esperarme...llegarás tarde a clases...


-¿Por qué te pegaban esos tarados?-le pregunté, mientras caminabamos por el pasillo. Yo había olvidado mi horario en el casillero.


Drake pareció estar repentinamente incómodo por mi pregunta, pero respondió, en tono nervioso:


-Porque son unos idiotas...


-Imbéciles-agregué, recordando mi conversación con Joe.


Cuando llegamos a mi casillero, para mi sorpresa, él abrió el que estaba a dos del mío, a la derecha (en dónde lo habían empujado los jugadores de futbol).


Saqué mi horario y lo revisé...me tocaba Literatura.


-Bueno, tengo que ir a clase de Literatura-dije, sin mucho entusiasmo.


-También yo-dijo, sonriendo.


Ambos tomamos nuestros libros de Literatura de los casilleros y caminamos juntos por el pasillo, hacia la clase.


-Soy Drake-se presentó.


-Demi-dije-.¿Por qué dejas que esos idiotas te molesten? Tienes que decirselo al director o a algún profesor.


-Ja! Dudo tener menos problemas con ellos si los acuso. Sería un soplón...


Suspiré.


-Hombres...no entiendo como funcionan sus mentes...


Drake se río y dijo, cuando cruzabamos la puerta del aula de Literatura:


-No hacía falta que me defendieras...


-Drake, esto no es juego. No tienes que dejar que te traten como una bolsa de golpes. Eres más que eso y que todos esos idiotas juntos. No dejes que ellos ganen...


Tras decir eso, me senté en un banco vacío y Drake a mi lado.


Habíamos llegado sólo con unos pocos minutos de retraso.


Me preguntaba cuál era la verdader razón de que esos bobos le hubieran pegado a Drake...su respuesta no había sido muy exacta...

jueves, 18 de febrero de 2010

Capítulo 2: "Culpable."


Narra Demi:

Él se paró, se dio vuelta despacio y, cuando me vio a la cara, se le pusieron los ojos como platos. Su expresión era como un espejo de la mía. De repente, olvidé el recuerdo que me había hecho romper en llanto y me quedé congelada. Esto no podía ser cierto, tenía que seguir estando dormida y esto debía ser un sueño...



Nos quedamos un largo rato, así, sólo mirándonos. Hasta que él rompió el silencio causado por la sorpresa.



-¿Demi?-mi nombre salió de su boca como un bello poema...



Asentí, incapaz de pronunciar palabra.



Cuando pude salir del estado de shock, le dije:



-Joe...hace años que no nos vemos...



Una sonrisa se dibujó en su rostro y también en el mío.



-Mis padres decidieron que mis hermanos y yo tendríamos que pasar nuestros últimos años de escuela en el lugar en donde nacimos...¿los recuerdas?



-Claro que sí: Nick y Kevin.



-Sí...¿y Selena sigue viviendo aquí?



-Ajá.



-Nick se pondrá feliz...¿recuerdas que eran mejores amigos? Al igual que nosotros...



-Si...



Recordé esos momentos felices...



-Y...tu hermano ya tiene la edad que Kevin, ¿verdad? Él ya está planeando a qué universidad irá y a qué se dedicará...¿Tu hermano ya sabe que hará con su vida? Ya sabes, qué carrera elegirá...



Sentí como miles de recuerdos volvían a invadirme. Sentí como si Joe me hubiera clavado una daga en el corazón, en el lugar en dónde más me dolía. Ya casi nadie mencionaba a Nolan enfrente de mí. ¿Por qué había tenido que mencionarlo? Sus palabras me hicieron pensar en todo lo que Nolan pudo haber sido si no hubiera muerto en el accidente. Pudo haberse graduado, haberse casado, haber tenido hijos, todo un futuro por delante. Sí...él pudo haber tenido un futuro.


Me aclaré la garganta, intentando contener el llanto y que no se me quebrara la voz y dije:


-Él...murió en un accidente hace unos años...


-Es broma...-dijo, no muy convencido.


No pude evitarlo. El recuerdo de esa noche invadió mi mente.


"Yo tenía 14 y él 16 (apenas los había cumplido hace unos días). A él lo habían castigado. Pero yo había conseguido dos boletos para la banda favorita de Nolan, que tocaría esa noche. Él nunca habia visto a la banda en vivo, ya que era extranjera y era la primera y última vez que vendrían a este país. Sería como un concierto de despedida, ya que luego la banda se separaría. Él había intentado por todos los medios conseguir las entradas, pero estaban supuestamente agotadas. Pero, yo gané un concurso en la radio. Esa noche iba a darle la noticia, pero lo habían castigado. Yo sabía lo mucho que significaban para él esas entradas, además sería como un segundo regalo de cumpleaños. Así que, por la noche, fui a su habitación. Él estaba sentado en la cama, escuchando a la banda en su estéreo, en volúmen bajo.


-Hola Dems, ¿que hay?-dijo, desanimado. No le hacía ni pizca de gracia estar perdiéndose el concierto del año.


-¿Prefieres quedarte acá, escuchando a tu banda favorita en tu estéreo o prefieres escucharlos en vivo con miles de fans locos gritando?


Puso cara de no entender ni una palabra de lo que le estaba diciendo.


Saqué las entradas del bolsillo trasero de mi pantalón.


Se le iluminó el rostro.


-Es chiste, ¿verdad?-no podía con tanta emoción.


Salimos a escondidas de la casa, luego de asegurarnos de que nuestros padres dormían.


-¿Y cómo vamos a ir? No creo que encontremos un taxi que vaya hacia el Mega-Domo a esta hora. Es demasiado lejos como para caminar.-dijo, desilusionado.


Pensé.


-Podemos llevar el auto de papá. Vamos, conseguirás tu licencia en unos días y papá ya te enseñó a conducir...


Él asintió, satisfecho.


Subimos al auto. Él en el asiento del conductor y yo en el de coopiloto.


-Seguro papá no lo notará. Volveremos apenas acabe el concierto-dije, no muy convencida de mis palabras.


-¡Mega Domo, ahí vamos!-gritó Nolan y arrancó el auto.


Fuimos al concierto sin ningún problema. Nolan conducía muy bien y ningún policía nos había detenido.


El concierto estuvo increíble. Nolan y yo subimos al auto cantando la última canción que habían tocado. Todo era felicidad, no nos preocupabamos por nada...


Llegamos a un semáforo. Paramos a esperar la luz verde.


Seguíamos cantando a los gritos, alegremente.


Una luz proveniente de la ventana del lado de Nolan me iluminó el rostro, encandilándome. Mis ojos se abrieron como platos, mostrando el pánico que sentía.


Nolan giró el volante, intentando, inútilmente, hacer una maniobra para quitarnos del camino de ese enorme camión (el conductor del camión se había pasado la luz roja y venía hacia nosotros a toda velocidad). Escuché bocinazos y un grito: el mío. Lo último que ví antes de que todo se oscureciera fue el rostro de mi hermano, mirándome, mientras giraba el volante desesperabamente."


Volví a la realidad. Joe me miraba muy preocupado.


Sentí los ojos hinchados y un terrible dolor de cabeza. Me di cuenta de que estaba llorando sin poder contenerme más. No podía parar: las lágrimas caían y caían por mis mejillas mientras me estremecía.


Me sequé las lágrimas, sin ningún sentido, ya que sabía que eso no las detendría.


Repentinamente, sentí un calor alrededor de mi cuerpo. Un calor que ahuyentó el frío que me invadía. Joe me había rodeado con sus brazos. Me recordó a los abrazos que me daba Nolan para tranquilizarme y consolarme. Pero, desgraciadamente, ese reconfortante calor no logró ahuyentar el dolor que sentía en ese momento. El recuerdo del accidente era el más doloroso que tenía. No podía evitar derrumbarme luego de recordarlo...


Una voz fría en mi mente me decía:


-Fue tu culpa...si no hubieras tenido la idea de ir conduciendo al concierto yo no hubiera muerto. Eres y siempre serás, hasta el día en que mueras, la única culpable de mi muerte...


Era la voz de Nolan...siempre que recordaba el accidente, su voz, fría, me decía en mi cabeza esa frase...


Y era cierto...había sido mi culpa y solo mi culpa que Nolan muriera. Si yo no le hubiera dicho de escaparnos para ir al concierto, él estaría aquí.


Hubiera deseado jamás haberle propuesto eso. O, como minimo, que el camion hubiera venido de mi lado. Asi él hubiera sobrevivido...


La fría voz de mi hermano seguía resonando en mi mente:


-Fue tu culpa...


La pena y la culpa me invadieron. Me largué a llorar aún más fuerte, sin importarme que estuviera en el medio del patio.


Joe me acarició el cabello y me abrazó aún más fuerte. Enterré la cabeza en su pecho, intentando ahuyentar esa voz en mi cabeza.


Otra ola del calor me abrazó, intentando ahuyentar esa voz, pero sin éxito.


Era cierto...era culpable de la muerte de mi hermano y lo sería hasta el día en que muriera. Siempre sería así...culpable...

martes, 16 de febrero de 2010

Capítulo 1: "Caso perdido."

Por favor, antes de leer este capítulo, lean el personaje que agregué.

Espero que les guste el capítulo!

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Narra Demi:


Las vacaciones habían terminado...


"Seguro Emma debe estar muy contenta"-pensé mientras tomaba el último sorbo de jugo de naranja y le daba una mordida a mi tostada.


Mi madre me dió un beso en la mejilla, le dije un seco "adios" a mi padre y salí de mi casa, cerrando la puerta tras de mí.


Caminé con la mochila colgada al hombro hacia la escuela. Aún era verano. En pocos días comenzaría el otoño. Una suave brisa me alborotaba el cabello. Me gustaba sentir ese fresco de la mañana, cuando aún no hacía calor en los días de verano...


Tres cuadras más y ya...un gran edificio de dos pisos se alzaba sobre mí: la escuela.


Entré por la puerta principal, saludando al portero educadamente y con una falsa sonrisa.


Aún me sentía dormida. Cruzé el patio como una zombie para encontrarme con Emma, que estaba sentada en un banco, leyendo un libro.


Me senté a su lado. Ella dijo un "hola", sin despegar la vista del libro que se titulaba "Biología 2º".


No me sorprendía ni un poco que Emma ya estuviera estudiando el primer día de clases. Es más: seguro también lo había hecho durante las vacaciones.


Una de las cosas que más me gustaba de Emma...era que no decía mucho. Si yo no tenía ganas de hablar, ella respetaba eso. Debe ser por eso que nos llevamos tan bien: porque ambas somos calladas. Bueno, en realidad yo nunca fui callada. No hablaba hasta por los codos como Selena, pero tampoco no hablaba nada. Era la dósis normal. Pero...desde el accidente y...ya saben...la muerte de mi hermano, desde ese momento, mi autoestima bajó notablemente. Sin él ya no es lo mismo...en las mañanas ya no hay esa alegría contagiosa suya en el aire...tampoco están esos abrazos de ánimo que me daba antes de un exámen...


Nada...ya no quedaba nada...


Mis amigos ya estaban acostumbrados a verme así de decaída todos los días desde que Nolan falleció. Verme así les parece totalmente normal, al igual que a mis padres, que abandonaron todo intento de hacerme sentir mejor hace mucho. Se dieron cuenta de que no tenía sentido seguir intentándolo porque no funcionaba...nada funcionaba...yo era una especie de caso perdido...

Sterling también lo intentó todo y creo que aún sigue intentándolo, aunque sepa que es inútil.

Me levanté del banco tras decirle a Emma un "te veo en clases", a lo cual ella asintió, todavía concentrandose en su libro.

Metí las manos en los bolsillos, y empezé a recorrer el patio, con el viento golpeandome en el rostro.

Bajé la cabeza y me puse a mirar mis zapatillas y cada paso que daban.

Volví a hundirme en mis pensamientos y recuerdos, cosa que me pasaba muy seguido.

Recordé cuando yo era feliz...cuando todos eramos felices. Y aclaro "cuando TODOS eramos felices" porque en ese momento, con Nolan y conmigo feliz, todos estabamos bien. Ahora, además de que todos están tristes por la pérdida de Nolan, también se entristecen al verme tan infeliz, tanto mis padres como mis amigos.

Un recuerdo me invadió:

"Yo tendría 13 años. Estaba volviendo de la escuela, hoy había tenido una pelea con Selena...estaba muy triste y me sentía mal, muy mal. Estaba destrozada. Recordaba con claridad sus palabras: "¡Nuestra amistad se acabó!". Las lagrimas empezaron a caer por mis majillas. Abrí la puerta de mi casa, subí las escaleras y caminé por el pasillo rumbo a mi habitación. La puerta de mi cuarto estaba al final del pasillo, a la derecha. El de Nolan estaba al final del pasillo, derecho. La puerta de su habitación se abrió y él asomó su cabeza. Al verme llorando, salió de su habitación y se dirigió a mí.

Sin decir siquiera una sola palabra, sin siquiera preguntarme qué me pasaba, me rodeó con sus brazos y me hizo sentir segura, como si todo estuviera bien, como si siempre fuera a estar a salvo..."

El recuerdo se interrumpió por alguna razón.

Cuando volví a la realidad me di cuenta de qué había pasado: me había chocado con alguien y mi mochila había volado por los aires y se había abierto, dejando mis libros tirados por todas partes. También caí en la cuenta de que estaba llorando, como me pasaba casi siempre que recordaba a Nolan.

Me sequé las lágrimas rapidamente.

El chico con el que me había chocado, al que aún no le veía la cara, se disculpaba y levantaba ms libros. Estaba levantando uno de mis cuadernos personales (no era mi diario, pero tampoco era para la escuela; solo lo llevaba para garabatear o escribir cualquier cosa en clase luego de terminar de hacer la tarea, para no aburrirme), cuando se quedó mirandolo, paralizado.

Me acerqué a él. Tenía, en la misma mano que en cuaderno, la foto en la que estabamos Nolan, Sely y yo con esos tres hermanos, Nick, Joe y Kevin, nuestros amigos de la infancia. El día que encontré esa foto, la guardé en ese cuaderno, para, cuando estuviera en clase y no tuviera nada qué hacer, recordara buenos momentos y no malos, porque siempre que lo hacía el llanto me ganaba...

-¿Pasa algo?-pregunté, a sus espaldas, en un susurro. No quería que se me quebraba la voz.

Él se paró, se dio vuelta despacio y, cuando me vio a la cara, se le pusieron los ojos como platos. Su expresión era como un espejo de la mía. De repente, olvidé el recuerdo que me había hecho romper en llanto y me quedé congelada. Esto no podía ser cierto, tenía que seguir estando dormida y esto debía ser un sueño...

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Hola! Soy Hayley y quería agradecerle mil veces a Lourdes por haberme hecho el gran favor de recomendar mi blog. Muchísimas gracias; cualquier cosa que necesites, puedes estar segura en pedírmela. Y tambien mil gracias a los que se pasaron por mi blog, no saben cuanto significa para mí. Bueno, espero que les haya gustado el capítulo, saludos,

Hayley.

martes, 9 de febrero de 2010

Prólogo: "Recuerdos, viejos recuerdos".

Narra Demi:

Mi nombre es Demi, bueno, en realidad es Demetria, pero prefiero Demi o Dems. Tengo 16 años. Soy una adolescente muy normal, tengo dos maravillosas amigas: Selena y Emma. También tengo una familia a la que amo: mis padres y mi hermano mayor, Nolan. Claro que...Nolan falleció en un accidente automovilístico hace un par de años. Aún no lo supero. Él era como mi mejor amigo, siempre me comprendía, me daba consejos, me consolaba...pero ahora ya no está...
Es duro perder a alguien a quien amas, sí...yo estaba a su lado el día del accidente. Yo sobreviví; me hubiera gustado que él hubiera corrido la misma suerte...
Bueno, mejor cambiemos de tema; nome gusta hablar de esto. Tampoco a mis padres; en casa, siempre tratamos de evadir el tema lo más posible.

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Ayer estaba viendo unas fotografías de cuando era pequeña. Estaba con Nolan y Selena. Yo tenía 10 años, Nolan 12 y Sely 9. Estabamos en la plaza con tres niños más: Nick (9 años), Kevin (12 años) y Joe (19 años, al igual que yo). Recuerdo que eran tres hermanos. Kevin era el mejor amigo de Nolan en aquellos momentos, Nick el de Selena y Joe el mío. Eramos inseparables. Prácticamente habíamos nacido juntos. Pero ese año (el año en el que tomaron la fotografía), los tres se mudaron con sus padres a Londres. Hace seis años que no los veo. Me gustaría volver a encontrarmelos otra vez, pero, claro, es imposible. Estamos en diferentes continentes, muy lejos. Los extraño...en especial a Joe. Desde que se fueron no volví a tener contacto con ellos...